Descripción
El acero al carbono, reconocido por su calidad y resistencia, es vulnerable a la oxidación debido a la presencia de hierro en su composición. Este proceso natural ocurre cuando el hierro reacciona con el oxígeno y la humedad del aire, formando óxido de hierro, comúnmente conocido como herrumbre. Para preservar su integridad y apariencia, es fundamental mantener el acero correctamente engrasado o lubricado. El aceite o la grasa actúan como una barrera protectora que previene el contacto directo del metal con agentes corrosivos, prolongando así su vida útil y garantizando un rendimiento óptimo a lo largo del tiempo.